Sanar la relación con mamá es una cuestión vital no solo para el bienestar emocional individual sino también para la salud de nuestras relaciones futuras y nuestra capacidad de navegación por el mundo. La figura materna, más allá de su presencia física, representa un núcleo fundamental en el desarrollo emocional y psicológico de una persona desde sus primeros momentos de vida.
Desde la visión sistémica familiar, los padres suponen la primera estructura de apoyo con la que nos relacionamos desde que somos pequeños.
Los padres dan la oportunidad de que lleguemos a la Vida y nos dejan en herencia una biología así como información del sistema familiar del que ellos vienen.
Uno de los mejores regalos que nos podemos hacer es permanecer en paz y en orden con la Vida. Y muchas veces esto depende de la relación que tenemos con los padres, y más en concreto, con nuestra madre. Y no solo con ella sino con todo lo que viene de ella, es decir, con los procesos del linaje materno.
Honrar a los padres es muy sanador y tiene una finalidad terapéutica que busca generar orden, fuerza y alivio en la Vida. ¿Es necesario para tener una buena vida? Te respondería que, como mínimo, ayuda bastante. Agradecer a las figuras de Papá y Mamá su contribución por la Vida es un gesto de empoderamiento que solo trae bendiciones en la Vida.
La Madre simboliza el acceso a la Vida así como el acompañamiento íntimo que hemos compartido con ella en el periodo de gestación. Por tanto, la figura de la Madre siempre está ligada a la abundancia de la Vida desde ese origen prenatal ya que guardamos esa memoria en lo más profundo de nosotros.
Tomar a los padres implica aprovechar la fuerza con la que tu sistema familiar ha posibilitado que tú llegues a la Vida. Éste es un ejercicio esencial en la práctica de las Constelaciones Familiares ya que los padres suponen pilares estructurales muy fuertes en el desarrollo evolutivo de cualquier persona.
